Cien mil pesos para que una familia no sea considerada pobre. Hace falta cerca de la mitad de esa plata para evitar la indigencia. Los pibes de sexto grado no interpretan bien un texto y se viene un recorte en la formación de profesorados en la provincia de Buenos Aires; la gorra reparte en cuanta protesta haya, incluso cuando la protesta es para reclamar más gorra; los servicios aumentan recortando el sueldo… pero la política va por otro lado.

Es feriado y habla Cristina, nos explica el porqué de la inflación y como siempre determina cual es el enemigo del momento. Como si fuera una provocación, lo hace en un “plenario de delegados” de una central “obrera”. Antes de la Jefa habla el líder de la central (CTA) y utiliza la referencia de “nuestros viejos líderes sindicales del anarco-sindicalismo” (haciendo referencia a la F.O.R.A. que nunca fue anarco-sindicalista) para intentar explicar que no hay contradicción en el hecho de que las primeras filas del publico estén ocupadas por políticos que nunca en su vida laburaron y que la central sea parte de un frente de gobierno, hace notar que a diferencia de aquellos que decían “ni dios ni amo” y planteaban la independencia del patron hoy la CTA es independiente de “el poder fáctico” pero no de los gobiernos populares. Pero volviendo al enemigo del momento, hoy les toca jugar a los “movimientos sociales”.

“El Estado Nacional debe recuperar el control, la auditoría y la aplicación de las políticas sociales. No pueden seguir tercerizadas. El Estado debe tener el monopolio, así como el Estado tiene el monopolio de la fuerza ¿o se le ocurre a alguien que podemos tercerizar la Policía? No”. “(…) Eso no es peronismo, el peronismo es laburo, trabajo. El peronismo no es depender de un dirigente barrial para que me dé el alta y la baja. Sobre todo, las mujeres, que son la más explotadas. Que revuelven y que son las que mas las basurean en prácticas misóginas y machistas”.

Casi una editorial de La Nación, falto algún término rimbombante al estilo de “gerentes de la pobreza”. Seguramente el tema venga por el lado de las próximas elecciones, la jugada de sacar la ley para un “salario básico universal”, o la caja. Por el motivo que sea, desde el gobierno y la oposición decidieron apuntar contra los “movimientos sociales”. Incluso a nivel judicial también buscan pegarles. Pero el discurso dio la oportunidad de algunos debates que no vienen mal.

Hemos escrito en algún periódico sobre los llamados “movimientos sociales”. Negar (u omitir en un discurso crítico) el papel que cumplieron desde finales de los ‘90 y cumplen aun hoy en cuanto a la contención de los sectores excluidos, o la mirada sobre el mundo del trabajo en los tiempos que corren, es de mala leche. No se puede negar que a nivel local fueron de los pocos, sino los únicos, en plantear que el capitalismo actual no va a generar los puestos de laburo que harían falta e intentar buscarle la vuelta al asunto. Han logrado militancia por fuera de la clase media donde apunta la política más tradicional y han puesto los muertos una y otra vez. No esta de mas decir que unos cuantos de los que hoy critican deberían estar agradecidos del puesto que ocupan a esos “movimientos” que una vez que fueron reconocidos como actores políticos, no permitieron que la bronca los haga volar por los aires.

Dicho esto, las críticas que se pueden hacer son muchas (cabe aclarar que son desde nuestra visión y varias de estas no son planteadas desde dentro de las organizaciones). La primera es esa cuestión de lo “social”, cuando en realidad prácticamente todos los “movimientos sociales” responden a algún partido político, jugando a nivel electoral o dentro de las internas partidarias. Los manejos verticalistas, o de clientelismo quedan un poco de mas cuando se los mira como parte de la política y todas las miserias que la acompañan. Desde este punto de vista, lo de “tercerizar” que le molesta a Cristina, es una realidad a medias. Los mayores “movimientos sociales” son parte del gobierno, ocupan lugares en los ministerios. Pusieron su gente con el tema de la pandemia. Son Estado.

En cuanto al mundo del trabajo y la “economía popular” sus cooperativas no han podido demostrar (en la mayoría de los casos) que pueden funcionar sin subsidios. En los hechos, casi cambiaron el concepto de cooperativa que se tenía hace muchos años, perdiendo esa característica de independencia de la política. De todas formas, muy pocas veces hablan de autogestión, salvo los que por alguna razón no alcanzan a los subsidios.

Quizás esa falta de autonomía es la mayor critica de nuestra parte, ya que ni ellos ni la CTA tienen problemas con el tema por más “viejos compañeros anarquistas” que citen.

El otro tema del que hablo la vicepresidenta, es la inflación y como se la combate. Ahí, puede haber mucho discurso oportunista, pero en el fondo hay consenso. Macri, que gracias a la gestión del gobierno actual figura en las encuestas, reaparece hablando como si no hubiera vivido en el país los últimos años o no hubiera transado con el FMI. Cristina Kirchner, habla de los ‘90 críticamente a pesar de que fue parte de las privatizaciones de las principales empresas públicas y sin hacerse cargo de los altos índices de inflación que dejo su gestión hasta 2015. Y por si faltaba algo un poquito más bizarro, aparece Milei elogiando a Domingo Cavallo. Como dijo Hugo Yasqui, no vemos contradicciones.