Las consecuencias económicas de la pandemia que estamos viviendo están generando algunos cambios en las relaciones sociales. Si bien pueden verse intentos de resistencia o rebeldía desde la solidaridad de clase ya sea en los barrios o en las fabricas, pasando por el activismo de corte ciudadanista también quedan de manifiesto el oportunismo político y el corporativismo patronal.

Es esperable, que la práctica y la experiencia, no importa hasta dónde llegue, nos deje aprendizajes y algunas cosas más claras. Una y otra vez decimos que el ser humano es una posibilidad, y que lo que tenemos que cambiar son las relaciones sociales donde este se desarrolla (un ámbito de relaciones donde prime el apoyo mutuo, la solidaridad y la acción directa, difícilmente generara un explotador o un autoritario). En esas relaciones, la económica es seguramente la más importante y el garante de que no cambie es el Estado. De esto hablamos cuando vemos necesaria la destrucción del Estado.

Hoy parece ser que las patronales no pueden pagar sueldos, porque a la caída en la economía que se venía teniendo, se sumó un mes de muy poca actividad debido al llamado aislamiento social. Entonces la solución es el Estado, y la discusión pasa por si se dan créditos para sueldos (un problema para la mayoría de las empresas ya que no tienen declarado a todo su personal), si se subsidia, o se habla de las leyes laborales que permiten suspensiones o despidos. Porque el patrón muy pocas veces pierde. Cuando se dice que no pueden pagar sueldos, están diciendo que con la “caja” de este mes no pueden hacerlo. La idea de que utilicen algo de las ganancias obtenidas por años (plusvalía dirían los marxianos), no se les cruza por la cabeza y la posibilidad de vender solo uno de sus bienes los aterra.

La reforma laboral y el re-estructuramiento del trabajo se están dando en los hechos. Despacio pero está cambiando, y la resistencia esta complicada por el temor de perder el laburo en un momento donde está muy difícil cambiar de patrón. Los primeros bloqueos o protestas, fueron tratados como siempre, a los palazos. Pero difícilmente alcance con unos palos y balas de goma. Habrá que hacer lo posible para que el aislamiento no impida la solidaridad.

Para colmo de males, nos entretienen con la discusión de “si es la salud o la economía” lo más importante. El gobierno, con cara de duro, nos dice que elije “la salud” y sale a comprar insumos hospitalarios porque parece ser que no siempre fue “la salud” algo prioritario. Esto se podría hablar un poco más en otra nota, al igual que la disputa con las empresas de servicio para que no corten el suministro (pequeña tensión entre Estado y Capital, pero solo pequeña). Empresas privadas que los que hoy nos gobiernan, privatizaron hace años y las vienen subsidiando desde ese momento.

Por ahora, compartimos algo escrito en este mismo periódico a principio de 2019 sobre los explotadores y esa gran familia que pretenden que creamos que es una PYME.

https://www.anarquista.info/posts/pequenos-y-medianos-explotadores