“Todo marcha acorde al plan.” Javier Gerardo Milei.
En todos los gobiernos, sin importar filiación política, partidaria o ideológica, se dan movimientos económicos y empresarios donde algunas empresas salen y otras entran en el mercado local. Y esto en general, responde a los vaivenes económicos de la propia empresa, de sus casas matrices, más que de la política económica del país, salvo medidas puntuales que beneficien o perjudiquen a un sector en particular; el resto es como lo cuenta el interlocutor, el periodismo que, dependiendo el canal, lo mostrará como algo negativo y responsabilizando al gobierno, o no lo mostrará hasta que sea imposible de ocultar. En fin, la cosa sana. Pero este período trae lo suyo en particular.
Desde el comienzo del gobierno de Milei, en diciembre del 2023 hasta el día de hoy, el desempleo avanzó del 5,7 % al 7,9% que por sí solo quizás no diga mucho porque con porcentajes se dibujan realidades que no palpamos (como la inflación, por ejemplo), pero que si ponemos en números concretos nos dan otra perspectiva: se estima en 22 millones la población activa, por lo que este aumento es de unos 484.000 nuevos desempleados, que, si sumamos el grupo familiar, hablamos de un montón de gente que la empieza a pasar mal. Al mismo tiempo, estos números son muy relativos porque las plataformas de delivery o de transporte particular, ofrecen una opción de laburo precarizado que desdibuja el real impacto del Plan.
Y… ¿cuál es el Plan? Ya habíamos mencionado algo de esto en notas anteriores, pero vale la pena resaltarlo para comprender el contexto. Dicho grosso modo, EL Plan consiste en concretar una transferencia de divisas espectacular de los sectores trabajadores a las patronales, primarizar la economía y abrir las fronteras para las importaciones, al tiempo que se impone un nuevo/viejo paradigma económico a fuerza de palazos, y de cómo debe funcionar el Estado, sus empleados (y como los debemos odiar), su tamaño (y como hay que echar a todos) y todo en nombre de la libertad. Básicamente, volver a los 90’s de Menem, que estabilizó la ‘macro’ vendiendo todas las empresas del Estado para que ingresen dólares, abrió la economía destruyendo la fabricación y manufactura en la región, disparando el desempleo a la estratósfera (también apareció el rebusque de los parripollos, las remiserías y las canchas de paddle, ¡que épocas!). Sin empresas que vender que le generen un ingreso de dólares como en aquel entonces, sin generación genuina de la verde divisa (es decir, vender afuera, exportar insumos o productos) solo pueden recurrir a prestamistas como el FMI, como hiciera Fernando de la Rua junto con Domingo Cavallo y Federico Sturzenegger (¡otra vez estos dos!) a través del Megacanje (canje de deuda por bonos para patear los vencimientos pero a tasas más altas…una genialidad) y el Blindaje que tenía como principales condiciones por parte del FMI: Reforma previsional (eliminar la Prestación Básica Universal y elevar la edad jubilatoria de las mujeres), Racionalización de la administración pública, Reducción del gasto público (el gobierno ajustaría el gasto en 4000 millones de pesos; 2100 millones de esos 4000 serían recortados a las provincias. Las otras dos partidas ajustadas serían las prestaciones a la seguridad social (jubilaciones) y los salarios del sector público), Reestructuración de la ANSES y del PAMI (y desregulación de las obras sociales), Congelamiento del gasto primario público de la Administración Nacional y Provincial.
¿Se ve que El Plan de novedoso no tiene nada? ¿y que ya suponemos cómo termina? ¡Ojo! No consideramos que hechos parecidos devengan en consecuencias parecidas como una verdad revelada, llámese materialismo histórico, porque al haber diferentes actores cambian las acciones, pero no podemos ser miopes y notar que el 2001 es clara consecuencia de esas medidas y que al menos debemos mantenerlo como un horizonte más o menos posible, más o menos cercano.
“Siempre ganan (Grupo Pérez Companc). Con Macri les condonaron una deuda millonaria. Durante la pandemia, con el gobierno de Fernández, el Estado les pagó parte de los sueldos mientras nosotros poníamos el cuerpo. Y ahora, con Milei, buscan aplicar la motosierra sobre nuestros salarios mientras expanden sus negocios en hidrocarburos y el agro.” Comisión interna Trabajadores de Molinos Río de la Plata, Grupo Pérez Companc.
A lo largo de diez meses consecutivos, el gobierno pudo mostrar que, mes a mes, la economía crecía, aunque entendiendo que estábamos hechos pelota, mejorar desde ahí es sencillo y que, así y todo, no llegó esa reactivación a ningún bolsillo…bueno, a algunos sí. Con este mísero panorama, desde la Rosada se encargaron de refregarle esto a cuanta persona descreyera de lo positivo del asunto. En marzo, este crecimiento tuvo no solo un parate, sino un retroceso de 1,8% mensual y el Estimador Mensual de Actividad Económica (EMAE) del INDEC marcó un 0,4% por debajo del nivel de marzo de 2023, lo que llamó al gobierno, no a silencio (nunca) sino a bardear e inundar la zona con otra cosa y listo.
Claro, las consecuencias del plan de estabilización económica, sobre todo, bajar la inflación, son claramente, que al secar la plaza de pesos (para eso pisan las paritarias), para que no se vuelque esa guita al mercado y por consiguiente, empuje los precios hacia arriba, trae de suyo, que el comerciante no venda y por lo tanto no reponga de fábrica, y caiga la producción disparando quilombos propios de una economía en profunda recesión. Al mismo tiempo, la apertura indiscriminada de importaciones, pone a competir de igual a igual a empresas de la región con empresas chinas o hindúes, por caso, que manejan una escala descomunal y reducen sus costos a valores imposibles de igualar. Ejemplos sobrados comenzamos a tener en algunos medios de empresas que cierran un turno, o suspenden trabajadores y recortan el salario para no despedir o simplemente presentan quiebra dejando un tendal de desocupados. Un informe del think tank Fundar (que top) indica que “La desregulación comercial implementada por el Gobierno podría derivar en la pérdida de 431.452 puestos de trabajo, 1,9% del total. El mayor riesgo se concentra en los sectores industriales, que son los principales afectados por el aumento de importaciones”.
Esto es lo que a la oposición y a algunos medios les encanta llamar industricidio y de lo cual queremos marcar diferencia.
Las palabras que volcamos en esta y otras notas, no son para defender la industria tal y como la conocemos, que sabemos son lugares de explotación para la creación de cosas que muchas veces no necesitamos y que, por lo general, ni siquiera podemos consumir. Nuestra crítica se centra en que mientras algunos juegan a ser economistas, y pretenderse los únicos y posibles salvadores de la patria (todos piensan eso de si mismos), moviendo piezas como si fuese un ajedrez mal jugado, obviamente, diciendo estupideces como que hay que repartir fifty-fifty la ganancia de lo producido, o que el trabajo es una sociedad entre el patrón y el empleado, o sugiriendo reconvertir una fábrica con lo que eso implicaría, o hablarnos de las virtudes del emprendedurismo con el seguido acá no labura el que no quiere en el medio hay gente; sí, hay personas y sus familias, que la ven pasar desde afuera, la ñata contra el vidrio, cuya esperanza radica en pegar un buen laburo en un local o una oficina, entrar a tal o cual fábrica para cobrar algo fijo y más o menos mantenerse a flote, y que se saben fusible cuando al patrón le viene una mala racha. Tratamos de pensar, a partir de algunos ejemplos, como las medidas que se toman nos pegan por todos lados y cómo lo encaran algunos de los afectados. ¿Cómo se va aponer la calle si se llena de caídos del sistema, de excluidos? ¿Cómo nos vamos a llevar cuando se profundice la crisis y con ella, la competencia? No ofrecemos ninguna certeza de cómo se soluciona más que a través de la solidaridad de clase y de una revolución social.
Veamos algunos casos recientes. El más emblemático quizás fue el de meterse con un régimen especial como el de Tierra del Fuego, es decir, básicamente meterse con la producción de toda la provincia. Primero, sembrando la idea de que no se produce nada, sino que solo se ensambla, que de por sí, no tendría nada de malo, pero que además es falso y luego, poniendo a los trabajadores como beneficiarios de privilegios que otros no gozan, lo que también es falso. El privilegiado en todo caso es el empresario, el laburante cumple con lo suyo y se lleva un salario, cuando se lo pagan, que le alcanza en el mejor de los casos para vivir tranquilo sin que le sobre nada, y está todo el tiempo, en una situación como la actual, pensando en qué hacer si lo rajan ¿Qué tiene eso de privilegiado? El error es comparar eso con la situación de un precarizado o de un desempleado que es al barro que nos empujan todo el tiempo para que la disputa sea entre nosotros y por un puesto. Por otro lado, el argumento de terminar con los privilegios es más falso todavía (no más falso que cobrar en dólares), cosa demostradísima con el RIGI, que es un régimen de exención de impuestos, un régimen especial para determinadas actividades y que no resultó atractivo para nadie. Y como no les alcanzaba con meterse con la estabilidad laboral de 7000 personas y sus familias, la cancherean, tal cual fueron las palabras de Sturzenegger quien esgrimió que Tierra del Fuego podría reconvertirse “en un gran parque de diversiones para el turismo internacional”. Se hace querer Quico.
Desde el año pasado el SUTNA (gremio del neumático) viene peleando por los despidos en Bridgestone (452 despidos en octubre pasado y 300 en enero de este año) y este año en FATE nuevamente; Scania, desligó laburantes el año pasado, y este ya suspendió la producción una semana, con la reducción salarial que la acompaña hasta el 75% del salario. Actualmente, tiene suspendida la producción por segunda vez y durante dos semanas; la planta de Alpargatas en Bella Vista (Corrientes), redujo a la mitad su producción de telas, avanzó con despidos y analiza paradas técnicas. Desde el sindicato textil advierte que 400 empleos están en peligro.
Sin ser producción industrial, es innegable el conflicto de los trabajadores del Hospital Garrahan en particular y de todo el sistema de salud en general, que no solo no cobran un buen salario, sino que son sometidos al escarnio público a partir de mentiras y difamaciones infundadas. Obvio, alguien tiene que pagar el déficit cero, y ya les sacaron a los jubilados, a las provincias que parece que ahora, dieciocho meses después, se dan cuenta que no les mandan guita.
Además de las empresas que se ven arruinadas por el modelo, tenemos otras que, aunque les vaya bien, se sienten en sintonía con el Gobierno y envalentonadas avanzan sobre los laburantes y sus conquistas gremiales. Una situación donde se refleja esto es la que viven los trabajadores de Molinos Río de la Plata, que denuncian que la empresa, graciosamente y sin argumentos como podría ser esgrimir problemas económicos, decidió recortar beneficios adicionales ganados con los años de tironeo con la empresa y despedir trabajadores sin causas. En sus palabras: “Quieren adecuar nuestros sueldos a los ‘costos del mercado’, una fórmula que busca terminar con nuestros derechos. Esto es una prueba piloto que sintoniza con la política del gobierno nacional, que promueve una segunda reforma laboral y la eliminación de la negociación colectiva”.
Por su parte, en Georgalos, la patronal también avanza: reducción de personal por máquina y aumento del ritmo de laburo dejando menos tiempo para el descanso, lo que llevó a medidas de fuerza seguidas de despidos, seguida de más medidas y corte de panamericana, seguido de desconocimiento de conciliación obligatoria por parte de la patronal, seguido de Bullrich y palos. Se ve que las leyes son para que las cumplan algunos, los dueños, se ve que no.
“Estados Unidos se hizo grande por tomar mano de obra y desvincular mano de obra en forma rápida y sin costo.” Pablo Paladini.
“El paro no es un fin, es abrir un debate en la sociedad sobre lo que sucede.” Hector Daer.
No podemos evitar coincidir con el impresentable Secretario General de la CGT, pero solo en la primera parte: el paro no es la finalidad perseguida por los laburantes. El paro es una acción a la que en momentos como estos se llega de última y con riesgo en el puesto de trabajo. Se llega cansado, manoseado por la patronal, harto de perder poder adquisitivo si es que se sigue cobrando, y que las negociaciones sean solo reuniones para la foto…si es que se dan como en el caso del Garrahan o Georgalos. Lejos estamos de que la clase trabajadora mancomunada utilice la huelga como herramienta que conduzca a la revolución social o que, por lo menos, sea parte del camino para cambiar las relaciones entre las personas, y terminar con la explotación del hombre por el hombre, pero seguro, cualquiera que se juega un poco el pellejo en un corte de ruta, un piquete en la puerta de una fábrica o un paro, entiende que está llevando adelante una medida de fuerza (también es necesario entender que eso trae consecuencias), con el mínimo fin de lograr la reivindicación inmediata. Lejos del No pedimos nada, mucho más profundo, pero consiente que las cosas con el que paga se consiguen a los tirones, cuando no a los cachetazos, y de paso, quizás, se abra un debate en la sociedad después que la gorra dejó un tendal de heridos y otros tantos detenidos, así, desde la tele, un periodista bien pensante nos cuenta porque estuvo bien la represión y Pato asciende en el podio de la miseria.
Durante años, en el seno del movimiento obrero hubo discusiones acerca de la finalidad del sindicato; si era un fin en sí mismo (todo lo que se hace es por y para el sindicato), una herramienta para lograr un fin superador(de emancipación por ejemplo; el sindicato es solo un medio para llegar a la revolución social y otra corriente, la anarcosindicalista, que además pugnaba por organizar la sociedad luego de la revolución a partir de los mismos) o una herramienta para lograr un fin inmediato como una suba salarial y ya. En ninguno de los casos se puso en duda que una huelga es una medida de fuerza que tiene como fin lograr la reivindicación perseguida y que se sustenta en la unión de los que producen. Esta nueva re significación del paro, en un contexto de conflictividad creciente, con una patronal y un gobierno desbocados, es solo otra claudicación de la burocracia sindical.
Mientras los Paladini de la vida aprietan por una reforma laboral que quite derechos conquistados por los trabajadores, a un gobierno que tiene todas las ganas de hacerlo, la CGT se junta con la UIA (si, con la Unión Industrial) a llorar por lo malo que es el presidente y su plan económico y que, a pesar que no les dio bola en los 18 meses de gobierno, participan del Consejo de Mayo, pero para ir a llevar las quejas (¡que luchadores!). Más genuflexo no se consigue.
Por otro lado, se sentaron a la mesa de Axel Kiciloff para ver como entran en la repartija de candidaturas en las próximas elecciones (con fotito y todo) demostrando ser mucho más operadores políticos que representante de los trabajadores y trabajadoras.
Los vimos hacer negocios, traicionar luchas por todos lados, ascender dentro de la estructura cegetista de manera nefasta, y una vez encumbrados, los vimos aferrarse al sillón del cargo, y no ser solidarios con ninguna causa que no les sea propia o les reditúe ganancia alguna. Para quien esperó un gesto, no estuvo; para los demás, ahí está y si se ve, eso es la famosa CGT.