LA CÁRCEL, LOS PRESOS Y LA LIBERTAD

Encima, pisando los muros, los brazos arriba, esta vez como buscando volar; manos con palos y piedras. El símbolo de las cárceles amotinadas. ¡Qué misteriosa e indescifrable fuerza emerge del individuo en situaciones extremas! Las cámaras de televisión a veces “humanistas” siempre “vigilantes”, les mostraba a la gente, la mayoría, a veces “humanista” siempre vigilante, el testimonio de uno de los presos, que era la voz de los que hablaban y los que no, de los encapuchados y los de cara descubierta. “Nos quisieron sorprender metiéndose por una alcantarilla para reprimirnos, les advertimos que nos vamos a defender, estamos luchando por la libertad” y como dijo el viejo Cervantes “por la honra y la libertad es loable y hasta obligación dar la vida”. ¿Hay gesto más extremo y bello hacia la libertad, que un preso buscándola por la fuerza? Asesinos, violadores, ladrones… detenciones, procesos, condenas… ¿Acaso es menos “humano” matar o violar, que violentar encarcelando? ¿Que la premeditada tortura del encierro? ¿O asaltar que robar la vida sistemáticamente en oficinas y fábricas? ¿O serán parámetros y sensibilidades culturales de éste sistema perverso cuya síntesis y mayor representación institucional son las cárceles? Deformaciones humanas… hay que suprimir las causas. Podríamos seguir indagando pero estoy en contra de la cárcel y a favor de la libertad de los presos por encima de cualquier razón. Y pregunto quién es quién. Un preso ante “el gran público” se ha ganado la inocencia.

Amanecer Fiorito (La Protesta Nº 8188, marzo-abril 1994)

Ni bueno ni malo, una posibilidad. Y en esa idea/fuerza una cabal definición ética de la individualidad en sociedad. Y esa posibilidad que para los anarquistas no es a priori ni buena ni mala, depende del desarrollo histórico, de sus relaciones; en fin, de infinidad de hechos (y gestos). “Hay que suprimir las causas” ahí radica el inicio y el fin de la discusión.

A diferencia de lo dicho, las relaciones sociales capitalistas siempre que se ven tensionadas (su idea de propiedad privada) ponen en funcionamiento todo su andamiaje político/jurídico/penal, siendo la cárcel, como institución su metáfora social.

A mediados de marzo, dos motines carcelarios dejaron cinco muertes y varios heridos. Lo que comenzó como un reclamo de mejoras en las condiciones de detención, se desvirtuó en rencillas internas que acabó con el desenlace de las muertes mencionadas. Los motines ocurrieron en las cárceles de Las Flores y Coronda, de la provincia de Santa Fe. Algunos días después, más de treinta presos de la cárcel de Bouwer (Córdoba) se amotinaron al verse suspendidas las visitas. También exigieron mejoras en las condiciones de salud.

Al cierre de esta edición, la tensión continuaba, con la salvedad de que a la protesta se sumaron varios internos de Villa María.