Segundo número del periódico durante la Pandemia. El panorama sigue sin ser alentador, y recién cuando miremos atrás, en algún momento, podremos saber si pasamos el famoso “pico” de contagios en la ciudad de Buenos Aires y el Conurbano. La cantidad de personas que han muerto y las que están contagiadas, según los informes del Estado, indicarían que la cuarentena funciona si se compara con algunos países vecinos. Pero los índices de pobreza siguen en aumento, se sigue complicando la economía y cuando esto pase, tampoco la vamos a tener fácil.

Puede ser que estos momentos sirvan para reafirmar algunas convicciones, para analizar mientras se intenta hacer algo y separar la paja del trigo. Por un lado, el Estado y el Capital siguen jugando su juego. Las discusiones por quién se queda con los dólares producidos en el país o que coalición política es la representación de todos nuestros males, sólo demuestra el grado de miserabilidad al que pueden llegar. Del otro lado, hay millones de personas que intentan salir vivas de todo esto, y en ese enorme grupo, los/as anarquistas somos una muy pequeña minoría. Desde un grupo dentro de esa minoría escribimos, para tratar de entendernos y no ser sólo parte de una ensalada de consignas.

En varios números tratamos de explicar donde nos paramos y hacia donde vamos. No tenemos un discurso complicado por que nuestras ideas son simples y vienen casi desde que el mundo es mundo. Insistimos con la idea del comunismo anárquico como finalidad y también para marcar diferencias. Tratamos de no separar teoría y práctica, con lo cual, si escribimos de solidaridad, es porque nuestros compañeros están haciendo lo posible para dar una mano en cada lugar, lejos del oportunismo político. Por que el concepto de libertad incluye a los otros de igual a igual, y no entra ese concepto liberal de sálvese quien pueda.  

Queremos ser más. Queremos ser muchos/as y en parte es por eso que escribimos. Pero no somos posmodernos que acomodamos el discurso sólo para agrandar el grupo de pertenencia. Nuestro anarquismo no es un dogma, tiene ciertos valores y principios que no vemos que hayan cambiado. La explotación del “Hombre por el Hombre” sigue tan vigente como cuando nacimos y contra eso luchamos. Sabemos que, aunque somos pocos/as, no estamos solos/as. Compañeros/as de muchos lados se organizan y actúan en la medida de sus posibilidades, con los objetivos que ven adecuados y las herramientas que estén a su alcance. Esos/as son nuestros/as compañeros/as y por ese camino vamos, no siempre juntos (pero tampoco hace falta). Dentro de esos estaba “Dani del Sur”, quien falleció hace unos días, nuestro saludo a sus familiares y compañeros/as. Sabemos que ese camino dejó una huella y que esa huella sigue vigente.

Lo hemos dicho varias veces, pero volvemos a expresar que no es a los/as anarquistas a quienes va destinado este periódico. No tenemos mucho que decirles, más que “fuerza compa”. Escribimos para que otras personas conozcan nuestra visión de las cosas y si logramos coincidencias, y existe la voluntad, llamarnos compañeros/as.

Cómo decía un compañero de otro tiempo, “somos de los que viven para adelante”. En eso estamos.

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