El primer número del periódico salió a principios de 2018. Todo lo que trajo aparejada la muerte del Lechuga, Santiago Maldonado, unos meses antes, la exposición mediática y callejera de “los/as anarquistas”, fue uno de los motivos para sacar un periódico. Tuvimos la necesidad de expresar algunas de nuestras ideas en papel prensa, para la calle. Estar en los puestos de diarios con regularidad y en las manifestaciones, como hacía un tiempo atrás habían estado otros periódicos (en los cuales varios/as de nosotros/as ya escribíamos). Por eso fue simple el nombre, “Anarquista”, y también fue fácil ponernos de acuerdo en cómo y sobre qué cosas escribir. No hay nada complicado, ni en definiciones, principios, valores y tampoco es complejo como expresarlo. Sólo pesan limitaciones propias, no de la Idea. No hay firmas por que nacimos y seguiremos siendo un pequeño grupo editor que piensa, discute y habla en colectivo. 

Pesa mucho escribir en agosto. Por unos días la prensa y la política hablarán del Lechu y los/as anarquistas. Horas hablando de los/as desaparecidos/as, las muertes en manos del aparato represivo del Estado, la quema de coches y las bolas de fraile. Son unos días. Cada cual sabrá como atravesar el momento. Nosotros/as, tratamos de pensar la realidad asumiendo que nos mataron un compañero y punto. No nos interesa demasiado el curso de la causa política judicial y lamentablemente, cierto materialismo nos impide pensar en espíritus que viven en la lucha o cosas por el estilo. Tenemos otro compañero muerto, y con el dolor que eso implica, hay que seguir. 

Nos toca seguir en un momento raro de la humanidad. La pandemia no parece estar bajo control, y cada día nos enteramos de personas conocidas que enferman. Los indicadores económicos y sociales indican que todo está mal y pinta peor. El presidente, mientras nos cuenta anécdotas de su juventud de abogado jipie y publica fotos de sus perritos, informa que la idea será profundizar el modelo agro exportador y extractivista. Minas, petróleo, gas, chanchos y soja. Lo mismo que Macri, pero con guitarra criolla, lenguaje inclusivo, y según Unicef, 63% de los niños del país en la pobreza. 

A nivel global las señales tampoco son buenas. Los estados acuerdan “bajar plata” para reactivar la economía y procurar que el aumento de los/as pobres no sea tan importante. Si quisiéramos ver el vaso medio lleno, podemos pensar que hasta el momento el capitalismo no piensa salir adelante provocando una guerra. Parece que por ahora alcanza con olvidarse un poco de la ecología y acelerar.

Esas ideas que decían que el mundo podía salir mejor parado de la pandemia, poco a poco se van desinflando. Por lo menos mirando al Estado y el Capital. 

Lo que puede verse, y ayuda a reafirmarnos, es que la solidaridad y el apoyo mutuo siguen estando ahí. Cada vez más gente sobrevive este momento gracias al esfuerzo de personas que activan como pueden, se organizan y tratan de garantizar lo mínimo para todos/as. Con eso no alcanza para cambiar las cosas. Pero sin eso es imposible.

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