Marzo 2022 y seguimos en la misma. Viendo como la inflación nos muerde los talones, la vida se vuelve mas cara y el sistema político se reorganiza mientras arriba de todo se piensa en dólares a como dé lugar.

El 2021 terminó mostrando la miseria de la política que se disputa las candidaturas para el 2023, como si este año pasara de largo. El manejo de las cajas que bajan del Estado y la cooptación son por momentos obscenos. Los firuletes discursivos de unos y otros para justificar lo que están haciendo y como beneficiará “al país”, cuando eso mismo era condenado si el que lo hacía era del otro lado de la llamada grieta, por momentos de bronca, pero de última hasta puede resultar gracioso. Sobre casi todos los temas hay posturas totalmente opuestas que manipulan datos para acomodar la realidad a su visión ideológica o necesidad económica.

Todo es de uso político: los muertos, la salud, la pobreza, las vacunas, la guerra, los incidentes en el Congreso por el voto del acuerdo con el FMI y los detenidos son vistos y usados como comodities que se venden o intercambian por todo el arco político para obtener, aunque sea el mínimo beneficio. Esto incluye, por supuesto, a quienes usaron las noticias de anarquistas acusados de un atentado al diario Clarín y el hecho en sí para hacer política y salir a dar discursitos incendiarios, cuando ningún compañero supuestamente implicado se había expresado de manera pública. No nos interesa estar diciendo nosotros quien es o no anarquista, o como debe comportarse; sería absurdo pensar que cualquier hecho de estas características puede ser llevado adelante solamente por compañeros (se puede mirar a Bahía Blanca para darse una idea). Lo que preferimos es seguir hablando de nuestros principios, esos que hacen que no podamos decirle compañero a quienes piden cárcel para algunos, reivindican leyes y mucho menos a quienes usan una situación de mierda (se puede hacer poesía de la clandestinidad o la cárcel y no poder estar con los seres queridos, pero no somos poetas) para darle datos a la policía sobre lo que podría quedar sólo como una sospecha. Mucho se habla de seguridad, pero los “anarquistas” no parecen perder su amor por figurar en las redes sociales.

El “ser humano como posibilidad” es uno de los principios del que hablamos frecuentemente, ya que, al ser un animal social, se desarrolla potenciado (o limitado) por el ambiente que lo rodea. Ambiente entendido como un todo que va desde las condiciones naturales, sociales, económicas, etc. En palabras de Bakunin, “toda la vida de los hombres –intereses, tendencias, necesidades, ilusiones, hasta tonterías, tanto como las violencias, las injusticias y todos los actos que tienen la apariencia de voluntarios–, no representan más que la consecuencia de las fuerzas fatales de la vida en sociedad”. Ahora bien, esta idea no niega la voluntad del individuo, más bien, ayuda a tomar dimensión de por dónde va la cosa y que es lo que se debería intentar cambiar. Somos enemigos del Estado, buscamos su destrucción, pero sabiendo que con eso no alcanza. “La sociedad no se impone formalmente, oficialmente, autoritariamente, se impone naturalmente, y es a causa de eso mismo que su acción sobre el individuo es incomparablemente más poderosa que la del Estado. Crea y forma todos los individuos que nacen y que desarrollan en su seno.” Necesitamos cambiar las relaciones sociales que generan la explotación y la opresión. Tenemos que generar otras condiciones materiales y ambientales que terminen con la idea de que el Estado y el capital son necesarios o imprescindibles. Algunos llaman a ese cambio Revolución Social.

De forma obstinada buscamos ese cambio. Por momentos de manera muy visible, otras veces subterráneamente, pero siempre buscando utilizar un lenguaje claro y sincero. Entendemos que necesitamos la voluntad de la inmensa mayoría de los explotados, clase a la que pertenecemos y nunca idealizamos. Porque los desafíos de nuestra propuesta son difíciles, complejos, pero parten de una idea sencilla.

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