“Aquellos que durante una huelga salvaje llevaban una bandera sobre la cual estaba escrito ‘no pedimos nada’, habían comprendido que la derrota está en la reivindicación misma.”
Ajuste y deuda. El modelo y la receta para el gobierno parece que sigue a paso firme. Por ahora, el descontento de las personas afectadas está siendo contenido con una combinación de relato, falta de alternativas y policía. Mucha policía.
Patricia Bullrich Luro Pueyrredón, la superministra de este y de otros gobiernos, es la encargada de la represión a todo intento de lucha o protesta, sean los viejos, laburantes o enfermos. Pero parece tener cierto encono con anarquistas y mapuches en particular. Lejos de victimizarnos, y agradeciendo con un “no hace falta” a cierto progresismo que habló de criminalizar una ideología, preferimos intentar estar a la altura de la preocupación de la señora descendiente de las familias fundadoras de la oligarquía argentina. Por los mapuches no vamos a hablar, simplemente recordar que Facundo Huala está en cana otra vez (esta vez, el gobierno declaró a la Resistencia Ancestral Mapuche como grupo terrorista, “un movimiento etno-nacionalista violento”) y que el recuerdo de “Lechuga”, Santiago Maldonado, sigue ahí, en los anarquistas, los mapuches y Patricia.
Por si hace falta aclararlo, hablamos de nosotros, los anarquistas, pero no nos concebimos por fuera de los explotados. Simplemente no queremos ser la voz de nadie más que de nosotros.
Como estar a la altura, claramente no es algo que podamos determinar desde un periódico. Solo podemos aportar algunas cosas.
Como si fuera un “blanqueo” más de los que suelen hacer los gobiernos para juntar dólares, esta vez parece que hubo un “blanqueo para la gorra”, donde se pone en papel cosas que se venían haciendo pero que no eran del todo “legales”. Nada para objetar, las leyes son suyas y nos parece legítimo que el Estado busque terminar con todo lo que considere un riesgo para su salud. Entonces, estar a la altura es en parte saber que hay nuevas medidas legales que les permiten mayor soltura, y que implican mayores cuidados. Que, si están invirtiendo tiempo y dinero en el aparato represivo y cárceles, es porque ven la posibilidad de tener que usarlo más aún y es necesario que estemos preparados reforzando o buscando nuevas redes de solidaridad. Tratando de aportar lo nuestro en cada lucha en la que podamos estar.
La política está ocupada en sus interminables internas, en algunos casos actuando victimismo o resistencias que rápidamente se pueden diluir a cambio de fondos. Nunca hubo peligro por ese lado y hoy menos.
Pero lo más importante es que si la señora ministra muestra cierta obsesión con nosotros, es porque ve (más allá de los cuentos que le arma la SIDE) nuestra potencialidad. Así como estamos, dispersos y siendo pocos. Porque sabe que no tenemos reclamos, que queremos todo y para todos porque sí, porque es nuestro. Que no pedimos nada y buscamos “el fin de toda concesión.”