Lo nuevo, lo moderno, siempre será mejor que lo antiguo, mejor de lo que “atrasa”. Para muestra sólo hace falta ver los nuevos modelos de los teléfonos celulares. Así se debe pensar, o por lo menos es como tratan de hacernos pensar desde el marketing o la política, que hoy son casi una sola cosa. Lo que es habitual para artefactos de consumo masivo, desde hace un tiempo también lo es para la gobernabilidad ¿Quién no estaría de acuerdo en cambiar un código penal de 1921? ¿Cómo podemos ser un país serio y moderno con algo escrito en blanco y negro?

Para ser parte del cambio, para tener participación política, basta con elegir un color u opinar en la web sobre leyes. (50,000 ciudadanos participan hoy en la web de Justicia 2020, creada a tal fin por el gobierno). Seguramente las opiniones expresadas por las personas serán leídas o escuchadas, con atención, por los miembros de la comisión creada por decreto en Marzo de 2017 con el nombre de “Comisión para la Reforma del Código Penal de la Nación”

No parece ser tarea fácil ya que se viene con el tema desde hace varios años, y cuando parecía que finalmente sería presentado el proyecto, se decidió suspenderlo y consensuar algunos puntos entre el gobierno y las principales bancadas de oposición. Uno de los temas que generaron dudas en algunos sectores fue como se trata a la mujer que realiza un aborto y al médico que lo practica.

En definitiva, el código penal es un manual o compendio de castigos legales que puede aplicar el Estado. De ahí la necesidad de sumar penalidades para ciertas conductas que no se tenían en cuenta tiempo atrás o directamente no existían. Algo que socialmente deja de verse como “normal” o aceptado y cambia al lugar de indebido (muchas veces el cambio es fomentado por los llamados formadores de opinión), puede pasar a ser pagado con la cárcel por quien no se haya adaptado a los nuevos tiempos.

Está claro lo importante del librito este, ya que nuestra conducta, incluso lo que hagamos en nuestra privacidad (y la idea de controlar el comportamiento en “redes sociales”) se verá regida por el mismo. Nuestro cotidiano será evaluado con los parámetros que el código exprese, y en tiempos en que la derecha y el progresismo se ponen de acuerdo en lo bueno de ciertas leyes, la denuncia será casi una obligación para los bien pensantes (lo personal es político, y lo político sin la policía no funciona).

Pero no sólo se calcula o establece el delito y el castigo a conductas o acciones particulares a nivel nacional. También se establecen pautas a exigencia de organismos internacionales, como el GAFI (que fue el motivo externo para que el anterior gobierno impulse la Ley Antiterrorista) la OCDE o la OEA; los cuáles “son organismos internacionales con epicentro en Washington, que marcan determinados estándares de criminalización de lavado de dinero, de terrorismo, de financiamiento y por eso también la importancia de que todas estas novedades sean comunicadas y conocidas”. Es por eso que el Juez (Mariano Borinsky, un payaso que se puede ver actuando en TV en animales sueltos junto a Fantino, o contando en youtube que la gente no lo mira igual porque es juez y judío) que está a cargo de la comisión para la reforma del código penal, estuvo en Estados Unidos presentando el proyecto. Al parecer su discurso tipo vendedor fue que el Código es “moderno”, porque introduce las nuevas modalidades delictivas; “federal”, porque tiene en cuenta la visión de todas las provincias del país y “plural” porque incluye la perspectiva de género, de la minoridad, de los ancianos, entre otras. También se puede leer al señor juez, en algunas notas escritas para el portal Infobae, quien describe mejor que nadie algunas modificaciones: “En el Anteproyecto de Reforma del Código Penal se agregan quince nuevos títulos referidos a terrorismo y financiamiento del terrorismo, delitos de narcotráfico y estupefacientes, delitos fiscales, aduaneros, cambiarios, militares, delitos de tráfico y permanencia ilegal de migrantes, delitos contra la libertad y la dignidad del trabajo, delitos de tráfico de sangre, órganos y delitos genéticos, delitos contra el ambiente, contra el patrimonio arqueológico y paleontológico, delitos en el deporte, delitos informáticos y contra la propiedad intelectual(…). Se incorporan nuevas figuras delictivas relacionadas con el terrorismo en un nuevo título (asociaciones ilícitas terroristas, acogimiento, reclutamiento, adoctrinamiento y entrenamiento de terroristas) y se incluye una agravante genérica que eleva todas las escalas penales al doble de la pena cuando algún delito se cometa con fines terroristas, llegando a penas de prisión perpetua.”

Algunas novedades y el humor político argentino

Si bien partes del nuevo código podrían ser modificadas como resultado de las transas políticas, hay cuestiones que ya están acordadas. Lo seguro es que cuando decimos que los políticos son todos/as iguales y que en el fondo todos se cagan de risa de nosotros/as, a veces nos quedamos cortos. Simplemente a modo de ejemplo, podemos citar el gran esfuerzo que hacen por garantizar por ley nuestra “libertad de trabajo”, que como los tiempos modernos indican, ya es una relación de iguales entre patrón y empleado. “(…) contempla una pena de prisión de un mes a un año al que ejerciere violencia sobre otro para compelerlo a tomar parte en una huelga o boicot, (…)”. O sea, gritarle a un carnero o insultarlo por que actúa de rompe huelgas, será un atentado contra la libertad de trabajo.

Eso sí, el “progresismo” y lo que algunos llaman hoy “derecha social”, están de acuerdo en que las penas de uno o dos años serán de cumplimiento domiciliario o a cambio de trabajos comunitarios. También es muy probable que se pueda cultivar marihuana en casa y otras cosas por el estilo. A cambio de eso, o como parte de lo mismo, deberemos tolerar la figura del “agente encubierto” (legalmente, ya que siempre estuvo y su ultimo capitulo se llamaba Proyecto X) en organizaciones con el pretexto de combatir al terrorismo. Con nombres técnicos se regula la figura del buchón, o del arrepentido. Pero no todo es para el mismo lado, el nuevo Código establece delitos y penas para los funcionarios públicos y para delitos ambientales.

También se anula la posibilidad de la “libertad condicional” para varios delitos, asumiendo sin decirlo que la cárcel es venganza y no toda la perorata de la reinserción en sociedad. Pero como no hay lugar ni siquiera para estar hacinados, están tratando de dar prisión domiciliaria y expulsar extranjeros.

Por lo menos desde este lado, no vemos la posibilidad de que una ley sea solución a nuestros problemas (y en algún momento discutir o protestar por alguna en particular, sin quererlo, ayuda al Estado a mejorarlas). La Ley sólo protege a una clase, incluso dando beneficios a la otra para que todo no vuele por los aires. También fortalece el monopolio del Estado, ajustando el control social y regulando cada situación en la que nos vemos envueltos, anulando al máximo la idea de acción directa. Pero una cosa no quita la otra, y sin tratar de ser técnicos en legalidades, conocer el nuevo Código ayudará para entender de qué seremos acusados/as legalmente.