“Doctora Patricia Bullrich. No voy a querer hacer la injusticia de tirar un gendarme por la ventana”.

La frase de Bullrich cuando se le preguntó por el papel de Gendarmería durante la desaparición de Santiago Maldonado, quedó plasmada en un sable que los jefes de Gendarmería le regalaron a la ministra saliente. Parece mentira que no perdamos la capacidad de asombro, y cuando se creía que tocaban fondo, salen repletos de mierda como si doblaran la apuesta marcando la cancha al nuevo gobierno. Faltó que digan me cago en tus muertos. El Poder Judicial sigue dando vueltas con la causa del lechu, mientras que se van cayendo algunas de las tantas operaciones que se montaron contra la comunidad mapuche en lucha.

Faltará el regalo de Prefectura por el apoyo recibido tras asesinar por la espalda a Rafael Nahuel. Regalo sin dudas merecido, porque hay que bancar a un puñado de soretes de la manera en que lo hizo Bullrich. El accionar de jueces y fiscales es casi igual que el accionar que tuvieron en Cushamen.

Las distintas policías deberían hacer lo mismo. Sería mucho mejor si empezaran con regalos retroactivos, porque no es justo que los que bancaron tantos casos de lo que llaman “gatillo fácil”, en gobiernos anteriores, no tengan su reconocimiento. El gobierno saliente los bancó de manera muy explícita pero muchas de las veces que el Estado manda a tirar, después banca la parada. No siempre, ya que en política las lealtades no siempre son duraderas. Veremos cómo actúa el nuevo gobierno, pero será difícil superar a Bullrich, porque lo suyo fue casi pornográfico.

Si faltara algo más para sentir desprecio, desde algunos sectores de la izquierda progre se propone sindicalizar a esto sicarios de mierda. El gobierno como patrón y las distintas fuerzas negociando en reuniones paritarias bonos por asesinatos en blanco y alguna parte en negro por causas armadas, narcotráfico y torturas. Convenios firmados por el Ministerio de Trabajo garantizando eso del monopolio de la fuerza. En definitiva, la misma mierda pero con olor a progre.