Dinosaurios

En los últimos meses se habló mucho sobre religión, sobre todo en la necesidad de separar a la iglesia (católica, apostólica y romana) del Estado, casi como respuesta a la negativa por la aprobación de la ley de interrupción voluntaria del embarazo por parte del poder legislativo. La clase media y el progresismo creen que promover un Estado laico alejado de los valores oscurantistas de la religión es el camino hacia una sociedad más moderna.

Abandonar y rechazar la religión es un avance importantísimo para el desarrollo del ser humano y los movimientos revolucionarios, pero seria inocente pensar que el Estado y la religión puedan separarse realmente.

“Cuando se deja de creer en Dios, enseguida se cree en cualquier cosa”. G. K. Chesterton

La base de las creencias religiosas es el pensamiento mágico, el estado más primitivo del pensamiento. Surge como necesidad para explicar fenómenos que escapan a la comprensión en un determinado momento. Así es como una sequía, una inundación, un terremoto, un huracán pueden ser interpretados como señales de algún ser sobrenatural.

Al mismo tiempo, uno de los pilares del pensamiento mágico y la superstición es pensar que dos eventos cercanos en el tiempo tienen alguna relación entre ellos, como si uno hubiese causado el otro. Por ejemplo, asesinar a un animal y que a los pocos minutos comience a llover puede llevar a pensar que el asesinato es capaz de terminar con una sequía.

Pero correlación no implica causalidad, que dos eventos ocurran uno después del otro no significa nada. Lamentablemente si bien hemos ido desterrando muchos mitos, nuestros cerebros todavía se esfuerzan en encontrar patrones en lugares donde no los hay, generando conductas supersticiosas y dando pie a que las religiones hoy en día estén avanzando sin freno.

De esta forma, el pensamiento mágico puede llevarnos a creer que ciertas pseudo ciencias y pseudo terapias funcionan, cuando realmente no lo hacen. Así quienes con un tono altanero hablan de atrasados, dinosaurios y oscurantistas para referirse a los católicos, terminan creyendo cuentos como la homeopatía, las flores de Bach, el reiki e incluso la astrologia, ayudando a la aparición de nuevas religiones y al embrutecimiento propio de la Fe.

Cuando la gente se aleja de la realidad, el resultado no es sólo ignorancia, sino ignorancia consentida y defendida. Las personas se vuelven adictas a ella, y van a defender sus creencias a capa y espada.

Parece esperanzador pensar que podemos relegar nuestro futuro en algo más allá de nuestra comprensión (como les gusta decir a los teólogos) y así liberarnos de la responsabilidad individual. De esta forma, tanto lo bueno como lo malo que nos pueda llegar a pasar tendría un sentido, un propósito. Quizás es por esto mismo que una parte de la gente que abandona la religión termina remplazando esta creencia por cualquier otra, lease extraterrestres, entes cósmicos, vidas pasadas, y un largo etcétera.

“[…] el rico y el poderoso fomentan la idiotez divina y la estupidez religiosa. De hecho, eso es parte de su negocio. Que el pueblo en general quede o no sugestionado religiosamente es una cuestión de vida o muerte para las clases dominantes y explotadoras. Su poder se eleva o cae junto con la locura religiosa. Cuanto más se apega el hombre a la religión, más crédulo se vuelve; cuanto más crédulo se vuelve, menos sabe; cuanto menos sabe, más estúpido se vuelve; cuanto más estúpido se vuelve, más fácil es gobernarlo; cuanto más fácil es gobernarlo, mejor puede ser explotado; cuanto más se lo explota, más pobre se vuelve; cuanto más pobre se vuelve, más ricas y poderosas se vuelven las clases dominantes; cuanto más poder y riquezas ellas acumulan, más pesado es el yugo sobre los hombros del pueblo”. Johann Most

La realidad es compleja y sombría; es entendible que mucha gente crea que existe un Dios, una Pachamama o energías misteriosas; que se vendan libros y libros de auto ayuda que plantean que basta pensar en algo para que se haga realidad, pero eso sólo sirve a las clases acomodadas que tienen la posibilidad de hacer realidad sus deseos.

La única forma de hacer dinero por medio del pensamiento mágico es estafando a los demás. Curas, pastores, brujos y brujas, videntes, tarotistas, curanderos, astrólogos/as, reikistas, psicoanalistas y chamanes, todas profesiones basadas en mentir y aprovecharse de los demás. De la misma forma que lo hacen los políticos, prometiendo un futuro mejor a cambio de relegar nuestra libertad, a cambio de nuestra devoción.

Los Dioses y el Estado

Los gobiernos suelen tener alianzas con las diferentes religiones, depende en que lugar del mundo se encuentre podría ser la iglesia católica, la evangélica, el islam o el budismo, por mencionar algunas. Los gobiernos en la Argentina han sabido aliarse a la iglesia católica principalmente, tanto en democracia como en dictadura, pero el cambio también se siente en este aspecto bajo el gobierno de Macri.

Si bien la relación con la Iglesia Católica parece seguir firme gracias a un sector conformado principalmente por Eugenia Vidal, Carolina Stanley y Carrio, este es un gobierno que se apoya fuertemente en las nuevas religiones, el pensamiento new age y la buena onda. Mauricio Macri, quien combina el psicoanálisis clásico con las armonizadoras espirituales hinduístas tiene una larga relación con el pensamiento mágico, al igual que el PRO y Cambiemos.

Podemos recordar como la Iglesia de la Cienciologia daba cursos sobre drogas auspiciados por el gobierno porteño. O quizás el ejemplo más resonante es la relación con la fundación El Arte de Vivir de Sri Sri Ravi Shankar, firmando convenios desde el año 2008 para promover el mejoramiento de la calidad de vida de la ciudad. “Hay que cuidar el agua y usar más la bicicleta” decía Macri al inaugurar el Primer Encuentro Espiritual del Amor junto a este gurú en 2012.

Ya siendo presidente le pidió a Luis Palau (pastor evangelista) que ore por él en la Casa Rosada. “Quiero sentir tus energías” le dijo Macri a Palau en ese momento, al poco tiempo hizo tres “limpiezas energéticas” en su despacho recomendadas por su guía espiritual, la misma que parece haber influenciado en mantener a Triaca en el gobierno.

Para seguir su ejemplo, en la ciudad de Buenos Aires, Larreta contrató “servicios de consultoría para el desarrollo de las competencias personales” por $ 430.000 a una Coach Astrológica, quien dice que “el coaching astrológico es un proceso de autoconocimiento y transformación personal y profunda, que surge de la carta natal individual y los tránsitos planetarios”.

Hace muchos años que los gobiernos se ven influenciados por las distintas religiones y por este movimiento new age que es tan popular en las clases medias y altas, pero la diferencia con otros es que Macri se siente cómodo en este ámbito, ya que acompaña su discurso de la meritocracia, donde cada persona es su propia religión, donde todos los problemas se solucionan dentro de uno mismo y cada individuo es culpable de lo que le sucede. Negando no sólo la realidad que direcciona nuestras vidas para uno u otro lado, sino también negando la posibilidad de lo colectivo, de la lucha y la revolución.

Pero no sólo creemos en dioses, energías y ángeles hoy en día. Creemos en las fronteras y las naciones, creemos en el dinero y en el Estado. Creemos porque nos obligaron a creer, usaron el hambre, la violencia y la explotación para convertirnos en fieles a la religión del Capitalismo. El Estado como dios padre, todo poderoso a quien se acude para pedir que solucione nuestros problemas logró remplazar a la Iglesia y a la Fe que se tenía en ella.

¿Pero qué pasa si esa Fe , esa religión en la qué los/as explotados/as tienen que confiar ya no es la vieja, la anticuada si no una más moderna, más cool, más verde, más adaptada a los tiempos que corren? ¿Qué pasa si esa Fe es un Estado progresista y ciudadano que promueve el pensamiento mágico para mantenernos de rodillas o en posición de loto? ¿Dejaremos de creer algún día?