“El salario real privado registrado está en el máximo nivel desde agosto de 2018.” Luis ‘Toto’ Caputo, el Messi de las finanzas.

Nuevamente, un primero de mayo nos alcanza a los trabajadores (incluimos a cualquiera que debe realizar una tarea por una remuneración para subsistir…no, la gorra no), en mayoría, peleándola para que el salario alcance a completar el mes de una manera más o menos digna. Según el ministro ‘Toto’, esto no debería ser un problema ya que, el salario real privado y coso… pero la realidad siempre supera a la ficción en esta región y cualquiera que ande en la calle y esté en contacto con los precios, entiende que esto no es lo que sucede. Pero ¿de dónde salen esta y otras magias que tira el ministro? Como mencionamos alguna vez, la política tiene como deporte preferido el tomar un dato de la realidad y deformarlo para justificar sus discursos, las medidas o el rumbo tomado, cuando se está en el poder, sus argumentos contra esas medidas o el rumbo, cuando se mira desde la tribuna… y, su salario.

Según Luis Campos, investigador del Instituto de Estudios y Formación de la CTA-Autónoma, “la principal razón de la suba de salarios en el sector privado en los últimos meses parece haber sido el aumento de las horas trabajadas”. Esto tiene en principio dos causas: la necesidad de las personas de generar más ingresos, porque no alcanza y, por otro lado, la demanda de laburo de las empresas que prefieren hacer trabajar más a los empleados ya contratados que contratar nuevos (de esa manera se ahorran las cargas sociales); además, el miedo a perder el laburo que impera en momentos como estos hace que, aunque no se quiera o necesite extender la jornada, se somete a la voluntad del empleador. Por otro lado, con el advenimiento de las plataformas digitales, laburantes que no llegan a fin de mes, completan sus ingresos agregando horas de trabajo a su jornada diaria. O sea, se gana más porque se trabaja más (aunque así y todo no alcance) …lo que implica menos tiempo para el ocio, los afectos, la vida.

Por otro lado, estamos en un momento donde hay puestos que están cobrando una carretillada de guita, mientras las mayorías están muy por debajo de eso, incluso, por debajo de la línea de pobreza. Un ejemplo de esto es Horacio Marín, CEO de YPF (un cargo más político que técnico), quien cobra unos 70 millones de pesos por mes (…pobre), mientras que un trabajador de comercio, un cajero Categoría C, por ejemplo, cobra $969.651 cuando la línea de la pobreza en marzo, se estacionó en $ 1.100.267. Esta dispersión entre los salarios es la que le permite al Presidente Milei (fenómeno barrial) salir a decir que el salario promedio en dólares está en el orden de los mil, mientras mantienen pisado el Salario Mínimo Vital y Móvil en $296.832 en marzo, del cual dependen, por ejemplo, las jubilaciones.

Ahora bien, cuando se miran todos los asalariados en blanco, hay sectores que perdieron tanto, que la caída desde 2015 es del orden del 30% y esto se debe a que el total de personas ocupadas es de 21 millones (incluye monotributistas, autónomos, profesionales e informales) con 15 millones de asalariados, de los cuales el “sector privado registrado” son algo así como 6 millones. En criollo, es el 40 % de los asalariados, y 30 % del total de trabajadores. Ahí se ve, que no es representativo del total. 

Del último informe del INDEC sobresale que la informalidad alcanzó al 62,4% de los trabajadores cuentapropistas, mientras que es del 35,8% entre los asalariados, más que los del sector privado. Esto muestra que, la mayoría de los trabajadores no acceden a un aumento de salario debido a paritarias, simplemente porque no tienen. Por otro lado, los que tienen, están sometidos a los designios del poder ejecutivo que, a través del ministerio de trabajo y la CGT, no homologa ninguna paritaria por encima del 1,5 %, quedando siempre por debajo de la inflación. Quizás el caso más emblemático es el de UPCN (Unión del Personal Civil de la Nación, que ¿representa? a los trabajadores de la administración pública nacional, provincial y municipal) que el mismo día que se conocía el último dato de inflación, alcanzando los 3,7 %, había cerrado más temprano un aumento del 1,3 % para sus afiliados…con esperar un día ya conocían el dato, pero es harto sabido que UPCN siempre se encarga de tratar de ponerle el techo a las demás negociaciones, sobre todo de trabajadores estatales. Más que representar a los laburantes, representa a los gobiernos de turno en la repartija de la guita.

En resumen, luego del cachetazo inicial en diciembre de 2023, donde se dio la gran devaluación liberal que significó una terrible pérdida en el poder adquisitivo de los sueldos, no solo no hubo ninguna compensación para el laburante, sino que, seguido a eso, liberan ’todos’ los precios de la economía, aumentan los precios de los productos (‘paritarias’ de la patronal) y servicios esenciales, pisan los salarios (este no lo liberan, no), se cae el consumo (van 15 meses seguidos), se produce la estanflación (inflación con caída de consumo), se despide gente porque no se produce (al día de hoy se estima entre 200 y 260 mil sin certeza absoluta por los trabajadores no registrados), se pelea por el puesto y se está dispuesto a cobrar menos y trabajar más y, si se levanta la perdiz, palos para todos y todas. Usted está aquí.

Como ya hemos mencionado, más allá si el dólar sube o baja un mango y cómo lo hagan, todo marcha acorde al plan. FIN.

Como no podía faltar en el combo ortodoxo, ya hay aumentos aprobados en energía (entre 1,7 y 2%), que se dejaron para el próximo mes para que no impacte en el número ya alto de inflación (esta magia no es del Toto, la usan todos), que se trasladarán no solo directamente a las facturas de luz, agua y gas, sino también a los bolsillos a través del aumento de productos en góndolas y heladeras de supermercados y almacenes. También podemos agregar el aumento de combustible que va a encarecer el traslado de las mercaderías del productor al mayorista y luego, al minorista, a las góndolas, pero también, al aumento del transporte.

En definitiva, parece ser que la vida debe resumirse a levantarse, pagar para ir a trabajar para que el ‘dueño’, el patrón, se lleve el grueso de lo producido, mientras nos lo aumenta en los comercios a la vez que nos retribuye cada vez menos por una jornada de labor, pagar para volver a casa, alimentarnos más o menos y volver a comenzar al otro día. ¿Por qué se sigue soportando? ¿por qué no rompemos el ciclo?

Hace ya muchos años, allá por el 1886, que se daba la Revuelta de Haymarket donde apresan a ocho compañeros y seguidamente, condenan a muerte. En el imaginario colectivo queda que fueron mártires que lucharon por la reducción de la jornada laboral a las famosas ocho horas, pero insistimos en que ni una ni la otra: sabían a que se enfrentaban, fueron igual y pagaron con su vida el desacato, y no era por ocho horas sino por romper el ciclo de embrutecimiento al que estamos sometidos de la mano de la democracia capitalista. Pero que mejor que lo digan ellos:

“¿En qué consiste mi crimen? En que he trabajado por el establecimiento de un sistema social en que sea imposible el hecho de que mientras unos amontonan millones beneficiando las máquinas, otros caen en la degradación y en la miseria. Así como el agua y el aire son libres para todos, así la tierra y las invenciones de los hombres de ciencia deben ser utilizados en beneficio de todos. Vuestras leyes están en oposición con las de la naturaleza, y mediante ellas robáis a las masas el derecho a la vida, a la libertad y al bienestar…” George Engel.

“El principio fundamental de la anarquía es la abolición del salario y la sustitución del actual sistema industrial y autoritario por un sistema de libre cooperación universal, el único que puede resolver el conflicto que se prepara. La sociedad actual sólo vive por medio de la represión, y nosotros hemos aconsejado una revolución social de los trabajadores contra este sistema de fuerza. Si voy a ser ahorcado por mis ideas anarquistas, está bien: mátenme.” Albert Parsons.

“No, no es por un crimen por lo que nos condenan a muerte, es por lo que aquí se ha dicho en todos los tonos: nos condenan a muerte por la anarquía, y puesto que se nos condena por nuestros principios, yo grito bien fuerte: ¡soy anarquista! Los desprecio, desprecio su orden, sus leyes, su fuerza, su autoridad. ¡Ahórquenme!” Louis Ling.